¡Hay que promover la Cultura del Diseño en las Obras Públicas!

La Asociación dobooku, como colectivo, lanza “el Manifiesto dobooku para las obras públicas” para defender radicalmente una cultura del diseño en las obras públicas. Un manifiesto para ser revisitado, reinterpretado y compartido. Un manifiesto para ser criticado. Un manifiesto para pensar las obras públicas desde la sensibilidad y desde el buen oficio. Un manifiesto con afán colaborativo, como un lugar de encuentros para conectar con el ciudadano. Un manifiesto participativo, sintético y proactivo, pues sociedad, entendimiento y acción son esenciales e identificativos en las obras públicas. Un manifiesto como marco reivindicativo para todos nosotros, los interesados en promover la reflexión y el buen diseño en las obras públicas.

El manifiesto dobooku para las obras públicas

1. Defiende y promueve el buen diseño en las obras públicas.
Planificación, proyecto, construcción, gestión y mantenimiento requieren buen diseño.

2. Diseña de acuerdo a las necesidades sociales y ambientales.
Las obras públicas requieren una intervención inteligente, sensible y responsable.

3. Utiliza la creatividad y las ideas.
Las obras públicas son más que un resultado de cálculos y normativas técnicas.

4. Mira, investiga y detalla.
Hay que analizar globalmente para llegar al detalle con precisión.

5. Diseña para el usuario y con el usuario.
En el proceso de diseño se debe interactuar y empatizar con el ciudadano.

6. Trabaja en equipo y con otras disciplinas.
Las obras públicas requieren herramientas comunicativas y colaborativas.

7. Valora el trabajo intelectual de los profesionales.
La forma de contratación y la toma de decisiones debe poner en valor al profesional.

8. Seduce a los futuros diseñadores.
Exige programas educativos que fomenten diseño, planificación y gestión estratégica.

9. Posiciónate, sé crítico.
Son necesarios discursos, debates y reflexiones para aprender y disfrutar de las obras públicas.

10. Comparte el Manifiesto.
¡Hay que hablar de las obras públicas!

Las obras públicas son un episodio más dentro de la larga historia de civilización o humanización del territorio. De uno u otro modo afectan a los valores culturales y naturales del paisaje previamente existente, y a menudo de un modo dramático, por cuanto suponen una transformación extraordinariamente rápida en relación a los ciclos geológicos, ambientales, y a toda la historia de humanización precedente. No todos los espacios sobre los que actúan las obras públicas son depositarios de los mismos valores. Algunos propician las relaciones humanas con significado y memoria. Otros, por el contrario, se convierten en residuos de actuaciones precedentes, territorios marginales, o espacios sin valor ni significado para la sociedad. Éstos han prevalecido con demasiada frecuencia hasta el punto que muy a menudo las obras públicas han tendido a ser no-diseñadas de un modo estandarizado, de acuerdo sólo a cálculos, normativas técnicas, beneficios económicos y réditos políticos; transformando el paisaje cultural y natural preexistente de un modo banal.

Esto no puede quedar así. ¡Hay que manifestarse! Hacen falta herramientas y oportunidades para percibir y experimentar las obras públicas como herramientas culturales. Hay que fomentar el buen diseño con una mejor interacción entre profesionales, estudiantes y ciudadanos. Hay que dejar campo abierto a la reflexión, a la opinión y a la crítica. En definitiva, hay que promover la cultura del diseño en las obras públicas. Reclamemos pues buen diseño. Hagamos buen diseño. Invirtamos en buen diseño. Promovamos el buen diseño. Enseñemos buen diseño. Defendamos el buen diseño. Manifestemos el buen diseño en las obras públicas.

Zoom out, escala 1. Fuente: ICGC

El buen diseño consiste en resolver de un modo satisfactorio las aparentes contradicciones entre los requerimientos técnicos y económicos del proyecto y los valores sociales y paisajísticos preexistentes, para dar lugar a un nuevo espacio con nuevos y transformados valores. El buen diseño es inteligente, creativo y sensible a las necesidades del momento. El buen diseño es consciente de sus implicaciones sociales y ambientales. El buen diseño es avanzado tecnológicamente. El buen diseño articula sinergias y metodologías de trabajo. El buen diseño no debe quedarse en lo macro, tiene que llegar al detalle con precisión. Se define el buen diseño haciendo buen diseño. Para hacer buen diseño es indispensable conocer tanto los requerimientos funcionales y técnicos como los valores materiales e inmateriales del contexto afectado, más allá de las protecciones ya establecidas por la legislación y conservación del patrimonio cultural y natural.

Los profesionales de la obra pública requieren buen diseño. El buen diseño no sólo es cosa de diseñadores. El buen diseño es de quien planifica, es de quien acota y define el proyecto, es de quien se encarga de su resolución, su construcción y su mantenimiento. El buen diseño es también de quien decide, de quien gestiona y de quien dirige todos los procesos de toma de decisiones. La opinión de los profesionales tiene que tenerse en cuenta en la toma de decisiones políticas, tanto estratégicas como tácticas. El buen diseño es un trabajo intelectual, no puede mercantilizarse. Hay que valorar e incentivar los servicios de los profesionales de la obra pública de forma consecuente a su responsabilidad y a la calidad de sus aportaciones. Hay que llevar el buen diseño a las escuelas y a las universidades. Sin una formación adecuada no habrá buen diseño. Hay que exigir programas educativos especializados en diseño de proyectos, planificación y gestión estratégica, abiertos a todas las disciplinas.

Zoom out, escala 2. Fuente: ICGC

Los ciudadanos requieren buen diseño. El buen diseño tiene que generar un resultado significativo para el ciudadano. Hacen falta más y mejores mecanismos para traducir todos los elementos tangibles e intangibles de la sociedad en buenos proyectos de obra pública. Fomentemos la comunicación entre todos los agentes implicados con la ciudadanía. Hay que promover visitas y actividades en torno a las obras públicas. Conozcamos su génesis, su proyecto, su construcción, su puesta en servicio y el resultado de su funcionamiento.

El buen diseño requiere buenas ideas. Las buenas ideas se producen cuando combinamos inteligencia, disciplina, creatividad e imaginación. Las obras públicas tienen que basarse en su pasado. La novedad no es sinónimo de acierto si no se configura a partir de elementos ampliados del pasado. La historia de las obras públicas y de los procesos creativos para obtener buen diseño tienen que conocerse. Hay que entender el legado para plantear alternativas y superar las normativas. Hay que conocer, profundizar y asimilar. Hay que leer libros, manejar artículos, descubrir autores. Hay que dibujar, utilizar el lápiz, anotar ideas, hacer bocetos, probar posibilidades. Hay que comprender el material y trabajar a escala. Hay que conocer el lugar, recorrer el territorio, observar el entorno, descubrir el paisaje. Hay que involucrarse en retos, salir de la zona de confort. Hay que crear buenas ideas.

Zoom out, escala 3. Fuente: ICGC

El buen diseño requiere soluciones compartidas. Las buenas soluciones se hallan cuando hay iniciativa compartida, trabajando en equipo y colaborando con otras disciplinas. En el desierto creerás ver una buena solución, pero será una ilusión o estará huérfana de un espectro más amplio. Hay que mostrar lo que uno sabe y hace. Hay que decir lo que uno piensa. Hay que escuchar, explicarse, dialogar y pedir consejo. Hay que aprender y conocer de aquellas personas que colaboran con nosotros. La dinámica de grupo tiene que fluir para que las ideas se ordenen, complementen y conviertan en acciones. Un buen equipo necesita de liderazgo para evaluar, gestionar, definir y actualizar el alcance de las tareas en función de las características del grupo. Hay que ir más allá de lo meramente técnico y saber leer los matices.

El buen diseño requiere crítica constructiva. Para entender y asimilar algo, no solo es necesario estudiarlo, es necesario un acercamiento y un camino crítico. En las obras públicas la crítica es fundamental, pues los principios que vertebran nuestra actividad: gestión pública, economía de recursos, bien común, respeto al medio ambiente, maximización del valor social de una acción, gestión de riesgos; no siempre son alcanzados, o pueden alcanzarse mejor. La actividad crítica permite poner en contexto lo alcanzado hasta el momento, sacar conclusiones y extraer el jugo a lo desarrollado. Debemos ser críticos con las actividades propias y ajenas, sólo así podremos contribuir a la génesis de una obra pública de calidad. Hay que promover una actitud abierta y proactiva hacia la necesidad de compartir conocimientos, información, inquietudes, pasiones, voluntades y experiencias acumuladas sobre las obras públicas. Hay que expresar e intercambiar ideas y opiniones. Hay que promover las obras públicas desde la crítica y el diálogo.

Zoom in, los usuarios. Fuente: Pexels


Notas editoriales:

Este texto lo firman los siguientes colaboradores de la Asociación cultural dobooku: Valentín Aceña, Diego Apellániz, Raúl Bañón, Héctor Beade, Jorge Bernabeu, Sergio Carratalá, Guillem Collell, Xavier Font, Jaume Guàrdia, Òscar Maza, Francesc Mirada, Ignacio Payá, Joaquín Pertierra, Daniel Rodríguez, Adrián Sánchez y Andreu Ulied.

El Colegio de Caminos Canales y Puertos de Cataluña se adhiere al «Manifiesto dobooku para las obras públicas» [1].

Zoom in, las personas. Fotografía de Xavier Font

Referencia:

[1] – Revista del Colegio de Caminos, Canales y Puertos de Cataluña – Portada y artículo central «A fons» de la «Camins.cat n.047«