Arquitectura / Estética

¿Quieres jugar con el hormigón? Juega bonito

Como herramienta para dar forma al mundo físico, el hormigón hace arquitectura e ingeniería. El hormigón también es una herramienta de comunicación que genera ideas, el diálogo entre el hormigón y la tecnología ha generado un extenso intercambio de propuestas estéticas a lo largo de la historia. Darse cuenta de cómo el hormigón y la historia de la construcción están entrelazados, incorporando de manera elocuente la cultura tecnológica y la hermenéutica estética, es un juego fascinante. Este artículo hace un recorrido ecléctico y mínimo sobre el recorrido histórico del hormigón estructural para explicar el porqué la gente lo critica constructivamente cuando éste les seduce.

Como material estructural el hormigón está hecho de materiales normalmente disponibles en todo el mundo, cualquiera puede producirlo pero obtener un buen resultado ya es más difícil de conseguir. No sólo con cemento, arena, grava, agua, aditivo y encofrado se consigue, la interrelación cuantitativa entre dichos componentes junto con el ambiente atmosférico del lugar y con la voluntad estructural que se le quiere dar es un juego difícil de controlar sin conocimientos y ni experiencias previas. Hace falta conocimiento técnico y artesanal sin olvidar que una buena investigación y un buen detalle suelen ir acompañados de una voluntad estética acotada. Si el gusto no se incorpora en el desarrollo de cualquier obra hecha con hormigón su resultado suele ser feo, por no decir terrible. Por tanto, si queremos jugar con el hormigón mejor jugar bonito, promoviendo aquellos aspectos estéticos en su manufactura.

Escultura ‘Gure Aitaren Etxea’ de Eduardo Chillida [1]

El hormigón por si solo, es decir, sin acentuar su aspecto o sin combinarlo con otros materiales; se etiqueta como povera, desconectado de lo agradable, sin atributos de elegancia o sin aptitud para generar espacios confortables. Su color, su aspecto frío y la aspereza de su textura lo acercan a atributos estéticos humildes, industriales, deteriorados, decadentes, prefabricados, etc. Como material estructural sólo ha conseguido categoría estética cuando la configuración morfológica de su disposición expresiva, sea por forma, por composición con otros materiales o por textura en su acabado, se ha tratado con voluntad creativa consiguiendo un resultado final con propósito estético. Aunque no todo se queda en el terreno del estilo constructivo o de los atributos estéticos, la parte más interesante del hormigón estructural reside en su comportamiento evolutivo. Sin atender a las reacciones químicas y comportamientos físicos de las etapas iniciales del hormigón una vez vertido da como resultado obras de baja calidad, no sólo resistente, también estética.

El uso del hormigón como elemento estructural debe ir acompañado de una voluntad integradora y global respecto al conjunto de la obra diseñada y construida. Usar el hormigón como material puramente estructural o como elemento estético superficial sin atender a su relación con el espacio construido, es seguir alimentando la etiqueta de monstruo que socialmente lo ha caracterizado.

Las primeras obras de hormigón conmueven por la profunda belleza generada por el contraste de su carácter masivo frente a los vacíos espaciales generados arquitectónicamente. La dualidad materia-luz en el hormigón funciona como en muy pocos otros materiales. Otro elemento característico del uso del hormigón como material constructivo clásico es que cada estilo constructivo esconde o acompaña el material con gran variedad de elementos decorativos según el gusto imperante de la época y el lugar. La cúpula del Panteón de Roma es quizás el ejemplo más conocido.

La introducción del acero permite reducir el tamaño y la esbeltez de sus proporciones, multiplicando las opciones del material como soporte de conceptualización de nuevas formas estructurales. El análisis estructural del hormigón armado o pretesado es catalizador de un lenguaje creativo de gran libertad expresiva que el movimiento moderno sabe utilizar como seña de identidad. Candela, Maillart, Nervi, y Torroja son ejemplos paradigmáticos, también por el avance en técnicas constructivas y en conocimiento del material.

El uso del hormigón, sobretodo a partir de la Segunda Guerra Mundial, ofrece una multiplicidad de respuestas muy didácticas para entender la forma en qué la industria y la tecnología del hormigón se convierten en un juego. En los años 60 se juega con el prefabricado y la eficiencia constructiva en base a la sistematización. Más adelante, durante los años 90, la industria muta hacia resultados más evolucionados y sofisticados, ofreciendo respuestas tecnológicas en base a prototipos perfectamente acabados. Es la época de los diseñadores estrella y de los super proyectos donde parte de la industria de la construcción, ayudándose del desarrollo computacional y de presupuestos holgados, se actualiza para hacer frente a la voluntad tecnológica imperante. Las obras de hormigón del arquitecto japonés Tadao Ando son ejemplos paradigmáticos. [2]

Raras veces se define el aspecto del hormigón en obras con presupuestos ajustados. Si se hace se suele hacer con detalles gráficos o imágenes renderizadas dejando en manos del constructor y la dirección técnica de la obra el control de calidad estética de su ejecución. Cuando las propuestas de acabado son complejas o su materialización responde a productos poco estándares se hace muy cuesta arriba conseguir un acabado excelente. Por desgracia la mayor parte de agentes involucrados en la construcción están poco acostumbrados a trabajar en modo artesanal y están aún más alejados de conceptos estéticos. Algunas veces hasta el buen curado es menospreciado. Si no se trata el hormigón como un material vivo, cultivando y mimando todas sus etapas iniciales es imposible conseguir un buen resultado. Quizás este paradigma de insensibilidad estética puede cambiar en un futuro gracias a la tecnología.

El avance de la informática y la tecnología de la información tiene un impacto directo en la forma o la creación de los materiales físicos. Hoy en día utilizamos el ordenador para todo. Pocas veces se visita el lugar, se toca el material o se pregunta a usuarios antes de empezar un proyecto o una obra. Todo está en la nube, toda realidad se convierte en datos. La idea de lo que es físico y lo qué es información se mezcla hasta tal punto que muchos profesionales ya ofrecen proyectos virtuales de realidad aumentada. El BIM es ya la cúspide de este proceder. ¿Podrá el BIM también ser capaz de coordinar aspectos estéticos? ¿Habrá voluntad para hacerlo? Pienso que todo dependerá si la implicación ciudadana forma parte del hueso de este nuevo sistema de gestión ya que, ¿a quién no le gusta un proyecto bien diseñado y bien acabado?

Por otro lado, universidades, centros de investigación y algunas empresas están desarrollando novedosas aplicaciones donde el modelado y la fabricación digital está cambiando la industria de la construcción. Existen ya prototipos experimentales de pasarelas o muros totalmente fabricados por robots avanzados. También se ha utilizado la impresión tridimensional para confeccionar moldes o encofrados con formas asistidas por computadora, permitiendo soluciones con volúmenes mínimos. Las restricciones geométricas de los encofrados planos son superadas, los mecanismos robotizados e informatizados permiten tener un control a tiempo real con la posibilidad de reajustar constantemente cualquier imperfección en base a los requisitos formales predeterminados. Planificación, diseño y ejecución están más interrelacionados que nunca para facilitar y liberar la complejidad en análisis y producción de soluciones menos estandarizadas.

El artista contemporáneo Anish Kapoor trabaja des de 2008 con cemento impreso para materializar gran cantidad de obras. Existen tres categorías estéticas características en estas obras: lo formal, lo reflexivo y lo matérico. Kapoor experimenta con la metodología de impresión guiada por ordenador y su consecuente expresividad; lo hace utilizando morfologías simples para potenciar, por contraste, la multiplicidad de texturas o acabados. Asimismo, también cuestiona el concepto clásico de artesanía reflexionando sobre la idea moderna de autoría. Finalmente, las obras tienen volumetrías acotadas ya que el material y la técnica utilizada para conformarse acotan su tamaño y su escala; cuando el material no es capaz de resistir su propio peso, deformando su apriorismo formal, la escultura se da por terminada.

«La impresión tridimensional, las estructuras orgánicas, la disolución de los elementos verticales y horizontales fundiéndose en sistemas continuos e integrados, los exoesqueletos emulando la naturaleza, etc.» [3] son nuevos horizontes estéticos del hormigón gracias a la implantación de nuevas tecnologías pero existen otras líneas de investigación más propias del material y menos de su aspecto. Por ejemplo, se está trabajando en opciones para incorporar CO2 en la mezcla de hormigón, aumentando así su resistencia y reduciendo la cantidad de cemento, principal responsable de las emisiones de gas CO2, causante del choque climático.

Otro ejemplo, también en modo muy experimental, es la utilización de bacterias productoras de caliza. Bacterias y nutrientes permanecen inactivos dentro de la mezcla del hormigón hasta que éste se fisura. Al entrar en contacto con el aire y la humedad las bacterias salen del letargo y empiezan a alimentarse dando como resultado el sellado del hormigón.

La cuarta revolución industrial está a la vuelta de la esquina. El futuro se dirige hacia métodos de mejor productividad y flexibilidad gracias a las nuevas tecnologías. El reto es trasladar los conceptos que ya funcionan en bienes de consumo industrial de menos tamaño productivo a la construcción para que las soluciones específicas no sean productos difíciles o caros de conseguir. Los modelos parametrizados, los esfuerzos evolutivos, los diseños por capacidad, etc. empiezan a tener otros compañeros de viaje con mirada larga. El respeto a las personas y el medio ambiente empiezan a alterar la industria del hormigón. El marco social y sostenible, la gentrificación en ciudades y el incremento de la población mundial como no-utopías a largo plazo, son realidades. Se expande pues el concepto de «diseño» en el hormigón y se amplía el concepto de “función” del archipresente axioma racionalista “la forma sigue siempre la función”.

La industria de la construcción, donde la del hormigón es preponderante, debe establecer conexiones con estas líneas de investigación, no como capricho sino como forma de abordar las múltiples y complejas realidades sociales contemporáneas. Los valores sociales, las acciones inteligentes, resilientes, efectivas y eficaces; de proximidad y respetando el medio ambiente deben delegar las herencias rígidas e insensibles del pasado, de jerarquía vertical y unidireccional, poco sensibles a novedades que no vengan por imposición económica.

El plano tecnológico futuro no sólo se quedará en un plano de realidad virtual o aumentada que no atiende o valora el carácter artesanal del hormigón. Los modelos informáticos gracias a métodos de Inteligencia Artificial podrán tener un aprendizaje exponencial incorporando, además de instrucciones dadas, ejemplos construidos. Hará falta romper el hermetismo de la industria generando e interconectando los datos de muchos agentes implicados, permitiendo así más ejemplos para generar procesos de observación, imitación e interpolación de la optimización evolutiva estructural u otras técnicas de “machine learning”.

Cuando se trata de construir espacio público, existe una responsabilidad tanto por los técnicos profesionales como por las personas que usan o viven dicha construcción. También tenemos que añadir a las “máquinas”. Se les debe pedir que no traten al material como si fuera una aleación tridimensional homogénea teórica, sin tener en cuenta el potencial estético e histórico. Solo se puede «mejorar” o “reconceptualizar” la artesanía si los elementos fundamentales tradicionales se internalizan por completo.

¿Cuáles serán las formas y los diseños del futuro? ¿Los acabados con las nuevas tecnologías serán los que queremos? ¿Se podrá reinventar su industria? Si logramos que la Inteligencia Artificial y otras tendencias de innovación tecnológica nos aporten respuestas, y ya estamos en este camino, las soluciones dejarán de ser democráticas. Por ejemplo, los algoritmos de impresión tridimensional para lograr formas efectivas y efectistas modificarán los estándares estéticos clásicos y modernos imperantes. Asumir dicha estética puede tener un problema, la creación de incomprensión e infelicidad.

Imagen de escultura de hormigón con textura de pelo de perro generada por técnicas de IA [4]

Es fascinante pensar como será la estética del hormigón del futuro. Imposible de pensar ahora sin un conocimiento hermenéutico de las tecnologías emergentes. Me aventuro a pensar en una evaporización de la estética material y formal hacia destellos, cada vez más luminosos, de actividades ejemplares. La ética de los construido frente la estética de lo matérico. Un nuevo paradigma donde el hormigón deja de ser un objeto definido sino un algoritmo respuesta a un conjunto de normas y condiciones específicas según sea el lugar, la sociedad y las necesidades de cada momento.

El paralelismo de este proceso con otras revoluciones industriales es evidente, la Torre Eiffel fue un ejemplo donde las dudas iniciales se resolvieron gracias a las evidencias cualitativas de la propuesta construida y al tiempo necesario para que la hermenéutica estética permita extenderse socialmente.

Concluyo diciendo que hay que dejar de jugar para jugar bonito. Me explico. La esencia del acto de jugar no es hacerlo en base a unas reglas preestablecidas, es hacerlo con el propósito de participar, divertirse y divertir. Hay reglas muy a menudo no escritas que se aceptan desde un punto de vista social en base a propósitos históricos y sobretodo culturales que van más allá del juego. La calidad material, resistente y estética, se cual sea su expresividad, necesita de calidad ética y añadiría humanística, política y divulgativa.

Referencias:

[1] G. COLLELL. Relación entre la obra de José Antonio Fernández Ordóñez y Eduardo Chillida Juantegui. Universidad Politécnica de Catalunya, 2005.
[2] A.A.V.V, Four Facets of Contemporary Japanese Architecture: Technology. Curso MOOC Universidad de Tokyo, 2017.
[3] J. SOLER SOLÀ, ‘Form Finding’ y fabricación digital en el hormigón armado. Barcelona: Universidad Politécnica de Cataluña, 2013.
[4] A. VILALTA, Generation of Art works using deep neural networks. Barcelona: Universidad Politécnica de Cataluña, 2016.

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