Respira. Sé consciente del paso del aire por tus fosas nasales, por tu garganta. Vamos a realizar una secuencia de āsanas, a modo de analogía conceptual entre la comprensión de la estructura resistente y la práctica del yoga. Se propone volver a lo esencial, centrar nuevamente la atención en el entendimiento de la estructura, profundizar en su esencia a partir de sus principios básicos. Más allá de una analogía formal, se pone en cuestión el recurso sistemático al poder de computación en favor de una mayor atención al entendimiento esencial de las estructuras.
Las āsanas actúan sobre cuerpo y mente proporcionando equilibrio entre la energía física y la psíquica. Las claves de su práctica son la respiración consciente (prānāyama), el control de los movimientos para construir y mantener la postura, y la atención mental en estado de alerta y receptivo a lo que está sucediendo en el presente. Mantener una postura de yoga no supone una actitud estática pasiva, sino todo lo contrario: exige una actitud de consciencia para ir ajustando cada uno de los múltiples detalles, posturales, musculares, respiratorios y mentales que la sustentan.
También en ingeniería estructural, la comprensión del fenómeno resistente es una disciplina que nunca termina. La ley de momentos no es la salida gráfica de un programa de cálculo. Para asimilarla es necesario un proceso de entendimiento progresivo, de aproximación sucesiva a las particularidades que una curva, aparentemente tan sencilla, encierra. La variación de pendientes, fuerte y concentrada, en el pico de momentos negativos se descubre cada vez que se arma una viga, se sitúan los refuerzos de una losa sobre pilares, se definen los cortes de chapa de las secciones metálicas de un tablero o se dimensiona la variación de canto de un dintel. El vientre de momentos positivos, con su persistencia más allá de los centros de vano, se asume una y otra vez al dimensionar cantos, armaduras base, platabandas metálicas y pretensados. Las envolventes de leyes de momentos, aunque análogas, en cada nuevo proyecto muestran un nuevo aspecto o sutilidad que antes nos había pasado inadvertida.
Nuestro propósito es mostrar la ingeniería estructural como una disciplina en la que una mejor profundización en las tipologías y las respuestas resistentes permita proponer soluciones constructivas consistentes. Como si de una práctica de yoga se tratase, planteamos una secuencia de āsanas que nos permiten destacar aspectos relevantes en el proyecto de las estructuras de hoy y caminos a explorar en el futuro. Prepárate para la práctica. Inspira.
Adho Muka Svanasana: Postura del perro; se asemeja a un perro estirándose con la cabeza y las patas delanteras hacia abajo y las traseras hacia arriba, formando un triángulo. Es una postura básica de yoga. Activa todo el cuerpo, de pies a cabeza. En lo físico, lo fundamental es el estiramiento completo de la espalda, pero también de los músculos isquiotibiales. Bien ejecutada, no se fatigan los brazos, el peso se desplaza hacia las piernas, los talones quieren tocar el suelo. Sin buscar la mímesis entre postura y estructura, Adho Muka es una āsana energética, sus ajustes se realizan de dentro afuera, profundizando y comprendiendo su estructura. Como en un proceso de optimización en el que la forma se ajusta a su ideal resistente. La estructura parece resuelta sin esfuerzo, con naturalidad. Como una losa maciza sobre pilares. Sencillamente armada, sin ningún artificio estructural. Los quiebros en alzado no alteran su respuesta resistente; la variación de cantos se relaciona con su ley de momentos; su solución constructiva es similar a una losa plana, basta adaptar la geometría de los encofrados. Entre sus beneficios, ahuyenta la fatiga y devuelve la energía perdida. Alivia el dolor de cabeza, el insomnio, el dolor de espalda y la fatiga. Calma el cerebro y alivia el estrés y la depresión.
Garudasana: El águila, postura de equilibrio. Busca la alineación del cuerpo con el entrelazado de piernas y brazos y el estiramiento de las articulaciones. Fortalece los tobillos y los gemelos. Estira los muslos, las caderas, los hombros y la parte alta de la espalda. Mejora la concentración y el sentido del equilibrio. Alineación y articulaciones. Destaca la relevancia de las uniones en la estructura. La coherencia resistente y formal. La discriminación, la adecuación entre estructura y detalle a través de la mirada aguda del águila.
Dandayamana Dhanurasana: Arco en pie, otra postura de equilibrio. Es una postura expresiva, potencia la concentración, la determinación y la paciencia. Se deben compensar las fuerzas como en una balanza, sobre la pierna inferior totalmente recta, sin rodilla, como una columna rígida. Se equilibra el descenso del cuerpo pateando con fuerza el pie trasero. Lo que parece un equilibrio inestable, se transforma con la práctica y la determinación en un equilibrio duradero.
Utthita Trikonasana: El triángulo, un desafío de equilibrio y alineación. Otra postura básica, muy completa, que pone en tensión todo el cuerpo. Se arma basada en el triángulo estabilizador de las piernas, en la flexibilidad y en la rotación de columna y torso. Como una celosía, en equilibro de elementos comprimidos y traccionados. Las piernas realizan un intenso trabajo mientras cada fémur gira hacia afuera para abrir la cadera, y los tendones del hueco poplíteo de la pierna que guía la acción se estiran mientras la cara anterior del torso se «alarga» desde la parte posterior de la cadera. Se debe mantener el torso lo más estirado posible y activar intensamente los bandhas. Estabilidad global, activación de todos los elementos estructurales, respuesta de conjunto.
Vrksasana: Postura del árbol, postura de estabilidad, de elevación vertical. Lo esencial es el enraizamiento en la tierra, rígido y potente, mientras el tronco superior y brazos son más flexibles. Aporta equilibrio y serenidad. Fortalece los muslos, pantorrillas, tobillos y columna vertebral. Alivia la ciática y reduce los pies planos.
Sarvangasana: Cuerpo sobre los hombros o postura de la vela. Es una postura invertida. Todo el cuerpo se invierte y todos los órganos se descomprimen. La sangre, oxigenada por las āsanas anteriores, circula oxigenada y libre por los órganos y la cabeza. Implica una inversión de la postura más habitual, reposicionar el estándar, dar la vuelta a las cosas, lo que renueva la ideas y revitaliza el cuerpo. Favorece que los órganos vitales, como el cerebro, el corazón y los pulmones se llenan de sangre. Aporta vitalidad y equilibrio mental. Su práctica regular desarrolla sutiles cualidades como la paciencia y la estabilidad emocional. También mejora el estreñimiento y alivia el insomnio.
Shavasana: Postura del muerto, la postura de relajación, es uno de los ejercicios más importantes de la sesión de yoga. Es la postura final, después de la práctica, la relajación de cuerpo y la mente permite que la sangre fluya y se obtienen todos los beneficios del yoga. Está próximo a la tierra, el cuerpo se hunde más y más en el suelo. Por eso la construcción próxima a la tierra. Aparentemente se trata de una postura sencilla, no hay que colocar el cuerpo en una postura a la que no está acostumbrado, no hay que hacer ningún esfuerzo, solamente tumbarse en el suelo, pero muchos maestros de yoga la consideran la āsana más difícil. La complejidad del ejercicio no está en la forma de la postura sino en la actitud mental, implica la consciencia completa del cuerpo, el abandono sutil de todos los músculos.
¿El futuro de las estructuras? Fuerza, flexibilidad y equilibrio. Concentración. Consciencia. Es yoga. Namasté.
Nota editorial.
Revisión del texto del congreso: Bernabeu Larena, Jorge; Bernabeu Larena, Alejandro. «A yoga analogy in structural behaviour: understanding versus computation”. Structures and Architecture. Beyond their limits. ICSA 2016, Structures & Architecture, Guimares, July 2016, pp: 1231-1238.
Dibujos originales de Natalia Carrero.
Como practicante de Yoga, me quito el sombrero.
Espectacular!
Gracias!
Muy interesante!!!