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Concurso de puentes de espaguetis UPM 2017

“La pasta nace como consecuencia de una pelea entre Vulcano, el dios del fuego, y Ceres, la diosa de la vegetación y de los granos. Vulcano enfureció tanto que arrancó los granos de trigo de la tierra y los aplastó con su enorme masa de hierro. La harina que obtuvo la introdujo por la boca del Vesubio entre las llamas y vapores, luego roció con jugo de aceitunas y se comió su resultado, un plato de spaghetti.”

No podemos negarle a Vulcano el gusto de comer un buen plato de spaghetti, pero en esta ocasión decidimos hacer con ellos algo inimaginable para la época: un puente.

Después de pelearnos con pegamento y cientos de spaghetti logramos dar respuesta a ese problema que siempre queda a resolver por el alumno. No fue una tarea fácil, porque íbamos a contrarreloj y el adhesivo no siempre acabó en los spaghetti. Nuestro pelo, manos y ropa son testigos de ello.  El resultado no fue perfecto, pero si quieres ser un buen cocinero en ocasiones hay que olvidarse de seguir la receta.

Nuestro propio guión consistió en realizar un esquema en papel del puente, realizar cálculos sobre dimensiones necesarias para resistir el peso requerido y recortar todos los spaghetti a la distancia adecuada para que la forma del puente fuese la deseada.

Todo se decidía el día de la prueba de carga en el salón de actos de la Escuela de Caminos de Madrid. El jurado clasificaba los puentes en función de su originalidad, peso e idoneidad del diseño de la estructura, pero para ganar era imprescindible que nuestros 400 gramos de puente soportaran un peso de 30 kilos. Pasaban los minutos y los pesos se mostraban implacables con los participantes, mientras nuestras esperanzas se desvanecían junto a ellos. Inesperadamente, nuestro puente fue el único que soportó esos tan ansiados 30 kg y ganamos el concurso. El siguiente paso era exponerlo en la Feria de la educación IFEMA de Madrid y cargarlo hasta rotura. En esta ocasión, frente a un amistoso público que se congregó en torno al escenario y sin la presión de la competición, resistió 36 kg antes de volar por los aires. ¡Sorprendentemente, nuestro prototipo había logrado resistir 80 veces su peso!

Cocina y mitos aparte, este tipo de iniciativas demuestran que a veces es necesario salir más de clase para volver de nuevo con mayor entusiasmo y motivación hacia el mundo de la ingeniería. Un mundo lleno de recetas que al fin hemos cocinado.


Nota editorial

La autoría de este artículo es compartida por los siguientes autores, listados en orden alfabético:

  • Ignacio Cobo Muñoz.
  • María Lucía Cueva Duarte.
  • Germán Sampedro Feito.

Tutorizado por Jorge Bernabeu Larena.

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4 Comments

  1. elvira says:

    Muy bueno, Jorge. En arquitectura hacíamos algo similar: con folios A3 teníamos que construir una estructura de dimensiones 60×80 y 80 cm de altura, capaz de resistir el peso de un ladrillo pero romper con dos. Ambas cosas eran imprescindibles, porque si resistía dos ladrillos lo habíamos sobre-dimensionado.
    El tema espagueti, fascinante.

  2. Miguel Marchamalo says:

    ¡Estupenda experiencia! Enhorabuena

  3. Lluis Carrero i Monserrat says:

    Lego en la materia, interesado en la tècnica, maravillado del càlculo, construcción i prueba. Felicito a los participes, ganadores i profes.
    El futuro es vuestro y vosotros el «bridge»

  4. Maravilloso artículo y concurso.

    Pero por el amor de dios ¡seguridad y salud! Unas gafas protectoras o algo, que tienen que acercar la cara mucho para cargar el cubo. 😉

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