Éste es el última de una serie de artículos en los que se propone una metodología proyectual para el diseño de puentes:
- Acerca del proceso de diseño de puentes
- Una metodología proyectual
- ¿Cómo garantizar un buen proyecto? Conclusiones
¿Cómo garantizar un buen proyecto? Conclusiones.
Seguir una metodología proyectual como la descrita, o similar a ella, es un requisito necesario para asegurar un buen proyecto. Sin embargo, como ya se ha comentado, su seguimiento no garantiza plenamente el éxito. Esto requerirá además la presencia de un buen equipo responsable de la materialización del proyecto (fundamentalmente propiedad y equipo diseñador/proyectista) y una asignación económica y de plazo para su redacción adecuadas a la magnitud del problema.
Todos los puentes importan, desde los que cruzan las desembocaduras de grandes ríos en entornos urbanos, hasta los más modestos pasos superiores o pasarelas de luz moderada. Todos han de tener una vida útil similar y todos se han de interrelacionar íntimamente con el territorio. Unos serán más visibles que otros en función de su localización, pero todos deberían ser resueltos con sensibilidad, profesionalidad y honestidad. La mejor solución no tiene que ser la que tiene un presupuesto de ejecución menor pero, los puentes resultado de un buen proyecto serán en muchas ocasiones, además de mejores soluciones en términos generales, soluciones próximas al óptimo económico.
Se debería tratar de revalorizar los proyectos de puentes como fórmula para llegar sistemáticamente a soluciones de calidad. En España se ha pretendido en demasiadas ocasiones llevar a cabo proyectos muy ambiciosos en un plazo objetivamente insuficiente y con honorarios muy por debajo de lo razonable (que provocan absoluta incredulidad entre nuestros colegas extranjeros). Algunos éxitos alcanzados, de modo excepcional, con este formato, no deberían hacernos perder la perspectiva sobre la realidad reciente, que muestra una devaluación del proyecto medio de puentes español.
No entraré a valorar si la causa de esta devaluación es la deliberada asignación de honorarios insuficientes, las agresivas bajas de los proyectistas especializados cuando los puentes se licitan directamente (restando valor a su propio trabajo), la falta de criterios relativos a la subcontratación cuando éstos forman parte del proyecto de un tramo de carretera o línea ferroviaria (que tienden a llevar a honorarios y plazos que nada tienen que ver con los que proporcionalmente corresponderían a esa parte del trabajo) o una mala calidad real de estos proyectos, bien por la incapacidad de los equipos redactores (parece improbable que sea así de modo general) o por la tentación en la que caen algunos proyectistas de optimizar (o simplemente buscar) los beneficios de un proyecto que saben que servirá para poco porque posteriormente se modificará en obra (la generalización de los modificados de obra ha hecho que, en muchas ocasiones, el puente construido haya sido una peor solución, y muchas veces más cara, que aquella a la que se podría haber llegado en el proyecto inicial). Sea cual sea la razón que ha llevado a la situación actual (probablemente una combinación de todas las mencionadas y alguna más), todos los entes intervinientes en el proceso tenemos parte de culpa.
El actual estado de semi-hibernación del sector hace difícil saber si las rutinas pasadas siguen siendo vigentes de modo global, pero tratando de ser optimistas en un contexto desolador, cabría pensar que la actual situación económica podría hacernos reflexionar a todos los agentes implicados en el proyecto y construcción de puentes, y suponer un cambio a mejor de cara al futuro. Todas las partes deberían salir beneficiadas.
Un buen proyecto de puente, que resulte perfectamente construible sin desviaciones de plazo y presupuestos significativas, siempre debería ser el objetivo a alcanzar. El seguimiento de una metodología proyectual como la propuesta o similar, debería servir para lograrlo.
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Estimado Héctor:
Te agradezco mucho tu serie de artículos, los cuales reflejan una pasión no muy habitual entre los colegas proyectistas. Entiendo que has tenido una muy buena escuela, trabajando en la empresa de Juan José Arenas (¿verdad?), que es un gran maestro y que sin duda supone un magnífico modelo a seguir.
Supongo que no te molestará que use tu serie de artículos para entregársela a mis alumnos (doy «Tecnología de Puentes» en la Universidad de El Salvador), ya que recoge la mayoría de criterios que les intento enseñar, lógicamente con un nivel algo más elevado a lo que les muestro, que está más adaptado a la realidad local. Me gusta especialmente la fina (o no tan fina) ironía con la que tratas varios aspectos «espinosos», aunque yo soy mucho más ácido a la hora de dar clases.
Solo me queda ponerme a la orden y si alguna vez vienes por estas tierras, ofrecerme para acompañarte a tomar unas cervezas y las delicias locales.
Muy agradecido por tus amables palabras, Guillermo. Estaré encantado de que utilices los artículos como material docente, de eso se trata, de compartir para que todos mejoremos como diseñadores y proyectistas de puentes. En respuesta a tu pregunta, sí, he tenido el placer de trabajar en el estudio de Arenas durante gran parte de mi carrera. Ten por seguro que contactaré contigo si tengo oportunidad de ir a El Salvador, muchas gracias!