Estética

Diseño y funcionalidad visual en la obra pública

Los que como yo tuvieron a Modest Batlle como profesor de Proyectos en la Universidad de Caminos de Barcelona ya sabrán que no es un ingeniero convencional. En sus clases siempre reservaba unas semanas para hablar del Diseño y convencer a los futuros jóvenes ingenieros que no todo es hormigón, acero y programas de cálculo. Todas sus clases e ideas están contenidas en el libro ‘Diseño y funcionalidad visual en la obra pública’ que publicó en el 2005.

Es un libro directo, no se anda con rodeos, cuenta con muchos ejemplos y imágenes para ilustrarlos. Solo empezar nos dice cual es el objetivo del libro y a quien va dirigido. Su objetivo no es elaborar una teoría de la estética, ni dar lecciones de como diseñar obras públicas. Viene a decirte que lo que haces tiene una repercusión en el territorio y el paisaje, y si no cuidas el resultado final se verá feo de la hostia.

Batlle quiere agitar las mentes cuadriculadas de los ingenieros y lo hace mediante la racionalización del hecho estético. Las obras públicas, es decir, carreteras, puentes, presas, paseos, parques, calles…, tienen obviamente una función y un conjunto de usuarios ‘físicos’, pero también tienen usuarios ‘visuales’ que no tienen porqué ser los mismos. Estos podrían ser, por ejemplo, los habitantes de un bloque de pisos con vistas a un viaducto urbano, puede que no lo usen muy a menudo pero lo van cada día.

Y del mismo modo que existe una funcionalidad física de las obras también hay que cumplir con la funcionalidad visual de las obras, por lo que el ingeniero tiene la obligación de perseguir también éste paradigma para obtener una máxima rentabilidad para la sociedad.

¿Modest Batlle predica solo en el desierto? Ciertamente no existen muchos libros que hablen de estética en las obras públicas des del punto de vista del ingeniero, pero en cambio la sociedad demanda diseño. Los ingenieros nos estamos dejando perder esta vertiente de nuestro trabajo. En el contexto actual de crisis y recortes parece que el factor estético es prescindible. Pero no olvidemos que muchas de las grandes obras de la ingeniería civil se realizaron en épocas convulsas, muchas veces como alternativas más eficientes y económicas.

La imagen destacada del artículo corresponde con el pavimento de Paseo de Gracia, Barcelona, inspirado en las baldosas diseñadas por Gaudí. Batlle utiliza éste diseño para ilustrar la portada del libro y como ejemplo de una solución sencilla y barata que mejora de forma sustancial el paisaje urbano (foto de Escofet 1886, S.A.)

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2 Comments

  1. Javier Bueno Contreras says:

    Tienes mucha razón en lo que dices, pero yo veo un gran problema difícil de solucionar: la subjetividad. Y es que el aspecto más subjetivo de la obra pública es el estético, resulta imposible conseguir una estética que agrade a todos, siempre hay alguien que opina diferente, y se generan discusiones sin resultados. Esto a algunos ingenieros de mente «cuadriculada» nos irrita y nos hace cometer el error de dejar de lado la estética.
    En cualquier caso, me gustaría echar un vistazo a ese libro…

  2. Gracias por tu comentario Javier.

    Dentro de las obras públicas no solo la estética es subjetiva, hay muchísimas variables que dependen de el criterio propio del promotor, contratista o proyectista. Por ejemplo, una arqueta de un servicio se puede colocar de mil formas distintas en una misma calle o urbanización, y no existe un único criterio matemático que indique cual es la buena.

    Creo que M. Batlle en su libro quiere transmitir esto mismo, que no hay que tener miedo a proyectar y construir atendiendo también a los valores estéticos.

    Si te interesa el libro, lo puedes encontrar en la librería del Colegio de Caminos por solo 8,75€ + gastos envío.

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